Conservatorio S.A. Chingui para no iniciados, o cómo retratar la memoria de un barrio en un trozo de plywood - Conservatorio S.A.

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Chingui para no iniciados, o cómo retratar la memoria de un barrio en un trozo de plywood

Chingui, como todos lo conocemos en el Casco, ha dibujado siempre. Es probable que para él esto sea tan necesario como respirar. Al margen de cualquier academia o movimiento artístico, Chingui ha presenciado la transformación (para bien y para mal) de San Felipe. La obra de Chingui retrata un mundo muy personal y rico ligado a las transformaciones del Casco Antiguo.

El 14 de noviembre se inauguró en el Centro Cultural de España – Casa del Soldado su más reciente exposición. La misma es parte de un proyecto de Pilar Moreno titulado «En una papa», que involucra a varios artistas en las márgenes del mundo del arte y, en ocasiones, también de la sociedad.

Además del auténtico valor estético y narrativo de la muestra, hay detrás un proceso de integración social a partir del arte que hace de este proyecto un ejemplo digno de seguirle la pista. A nosotros, los vecinos del Casco, nos emocionó mucho el trabajo de los organizadores de la exhibición, que se dedicaron durante meses a buscar los «Chinguis» que todo el vecindario ha venido coleccionando por años. Es como si todos tuviésemos un Chingui en casa, y esa noche, en la inauguración, reuniéndolos, se armaba un extraño rompecabezas que había estado incompleto por años.

Alberto Gualde entrevistó a Chingui en la víspera de su exposición. Les compartimos aquí parte de su conversación.

– Vamos al comienzo. ¿Cómo empezaste a dibujar?Yo antes vivía en la 24 de Diciembre, pero mi mamá vivía aquí, en el Casco. Un día le dije que estaba aburrido de vivir por allá, metido en el campo sin nada que hacer. Recogía fierro y latas para sobrevivir. Estaba cansado de esa vida y le pregunté si podía venir a vivir con ella. Quedó encantada. Vine al Casco, que en ese tiempo era muy hermoso. Lo que más me gustaba eran los caserones. La gente venía con sus familias a pasear.

– ¿Qué otras cosas hacías en ese tiempo?También me puse a trabajar en la Casona de las Brujas. Una noche me invitaron a exponer mis dibujos allí. Yo pensé que no valían nada, que a nadie le iban a interesar. Era la primera vez que mostraba mis trabajos al público. Gracias a Dios, a través de mis dibujos, conocí a bastantes muchachos y señores que aún me aprecian. Como KC Hardin, que es uno de mis mayores coleccionistas; Pilar [Moreno] , mi protectora y a Johann [Wolfschoon] y a los artistas de la galería Diablo Rosso. Yo les hacía dibujos para los eventos que ellos presentaban. Allí conocí al tal Jonathan [Harker] y me preguntó si podía asistir a un evento llamado Macro que sería en el Parque Catedral. Me invitó a dibujar en vivo y me dijo que no me preocupara porque habrían otros dibujantes, pero me engañó (se ríe con ganas). Yo era el único dibujante en medio del público. Me atreví sin pena. Nunca pensé que con el tiempo los pelaítos me pedirían dibujos.


En su memoria se mantienen vivos y despiertos los detalles de las edificaciones y los personajes del Casco; los que tuvieron que irse, los que componían la red humana del barrio que él conoció a la perfección. Escudriñar sus dibujos es revivir la vida de un Casco Viejo que cambió profundamente. 


– ¿Alguna vez recibiste clases de arte?

No. Mi libro es mi mente y mi imaginación. El Señor me dio el don de dibujar. Mi mamá me preguntaba, “¿pero esos dibujos te los compran?” Y yo le respondía que sí. Pero no les ponía precio, el precio me lo ponía el comprador.Chingui se levanta y busca una carpeta llena de dibujos de sus amados caserones del Casco Viejo. Me los va mostrando, uno por uno, mientras los describe minuciosamente, evocando con precisión cada casa y cada habitante que allí vivía. En su memoria se mantienen vivos y despiertos los detalles de las edificaciones y los personajes del Casco; los que tuvieron que irse, los que componían la red humana del barrio que él conoció a la perfección. Escudriñar sus dibujos es revivir la vida de un Casco Viejo que cambió profundamente. Chingui todavía recuerda la ubicación exacta de una palmera que acostumbraba trepar para poder ver el mar por encima de los techos.Me muestra con sus dibujos la escuela Nicolás Pacheco, que aún se mantiene. Recordamos juntos la Boyacá, cuando era un caserón donde, dice, “vivían puros jamaiquinos”. También dibujó el caserón donde vivía con su mamá antes de ser desalojada. Me lo muestra con especial ternura.

«Ahora vivo con una tía en la Pedro (Obarrio). Llegué a estar en la calle, durmiendo en la playa. Espero encontrar una solución permanente para seguir dibujando. Un lugar fijo donde quedarme y dibujar». 

– ¿Nunca te cansas?

Bueno, no dibujo todos los días. Pero cuando arranco no paro. Puedo dibujar por horas. Sigo dibujando caserones de memoria. Todo está en mi memoria.

En ocasiones, la vívida memoria de Chingui se adorna con elementos fantasiosos personales, como una mariposa gigante protegiendo un caserón, un demonio abrazando una casa o un perro de grandes proporciones acompañando otra.

«Esta es la Casa de los Perros, que ya no existe. Estaba en Calle 11. Había un montón de perros rondando por ahí. Por eso se me ocurrió dibujar al perro». 

– ¿Y tu nombre?

Mi abuela me puso Chingui, pero mi nombre oficial es Manuel Sacramento Escartín. Primero me decían Sacramento. Y de allí, mi abuela me comenzó a llamar Chingui. Ahora me sugieren firmar los dibujos con mi nombre completo, el oficial. No sé. Siempre he firmado con mi nombre de toda la vida, el que siento más mío: simplemente Chingui.

Su nueva exposición, bautizada «Manuel Sacramento ‘Chingui’: el Casco Viejo», se centra en su representación de los edificios localizados en el área del Casco Antiguo. Estará abierta al público de manera gratuita en el Centro Cultural de España – Casa del Soldado hasta el 3 de febrero de 2019. ¡Felicidades por la muestra, Chingui! Sabemos que no será la última. 

Publica en redes tu pieza de Chingui con el hashtag #PosteaTuChingui. 

Las obras que ilustran esta entrevista son parte de la colección privada de Conservatorio, S.A. Su reproducción solo es permitida con el permiso del autor.